El confinamiento ha puesto de manifiesto la mala gestión de la alimentación en muchos hogares españoles.
Muchos niños (y también adultos) han visto alterada su dieta debido al confinamiento, lo que, sumado a la falta de deporte, les ha hecho ganar peso. La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) estima un aumento medio del 5 % en el peso de niños y adolescentes, cifra que se traduce en un kilo de media. Pero la cifra más alarmante es que España se halla entre los países europeos con más niños con sobrepeso y obesidad, tanto en la etapa preadolescente (5-10 años), como en la etapa adolescente (14-17 años), según la Federación Mundial de la Obesidad.
Esta enfermedad, tan relacionada con la alimentación, es un problema de salud pública que puede afectar a la salud de los niños con patologías respiratorias o cardíacas, alteraciones ortopédicas y de la marcha, afectaciones psicológicas... También puede afectar a su nivel educativo y a su calidad de vida. Además, tienen muchas probabilidades de seguir sufriendo sobrepeso u obesidad en la edad adulta y corren el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
Según Laura Esquius, nutricionista y profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, la alimentación es uno de los principales determinantes de la salud: «una ingesta adecuada contribuye a un crecimiento y un desarrollo óptimos». También es una pieza clave «por el papel y la implicación de los nutrientes y los alimentos en la prevención de enfermedades carenciales y en el desarrollo de trastornos crónicos». Y alerta del «elevado consumo de sodio, grasas y azúcares, seguido de la baja ingesta de cereales integrales, frutas, frutos secos y hortalizas» de hoy en día.
Por su parte, Elena Roura, directora científica de la Fundación Alícia, explica que «la evidencia científica pone de manifiesto la importancia de la cocina y su influencia directa sobre la salud y la adquisición de unos buenos hábitos alimentarios». Y añade que «la promoción de una alimentación sana y sostenible que perdure en el tiempo es la base de la salud». De hecho, apunta «que las personas con habilidades en la cocina hacen elecciones más saludables, principalmente en cuanto a su consumo de fruta y verdura».
Para Esquius, una alimentación saludable es la que se basa en un «consumo mayoritario de alimentos de origen vegetal (frutas, hortalizas, legumbres, pan, arroz y pasta integrales, patatas, frutos secos, aceite de oliva virgen), que se acompañe de pequeñas porciones de pescado, carnes blancas, huevos y lácteos, y agua como bebida principal».
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