CASTILLOS CYL

El Castillo de Burgos, una joya olvidada durante años

Castillo de Burgos
Castillo de Burgos | Foto: Castillos del Olvido

Declarado Bien de Interés Cultural, la silueta del Castillo de Burgos se eleva sobre lo alto del Cerro de y nos recuerda su importante pasado para la capital burgalesa. Destruido por las tropas de Napoleón en 1813, en su retirada tras varias derrotas en territorio hispano y portugués, el castillo mantiene hoy parte de su esencia, ocultando bajo su estructura el mayor de sus tesoros.

Redacción BurgosNoticias 
13/03/2019 - 09:22h.

El castillo de Burgos se alza en el Cerro de San Miguel, dominando la ciudad, la cual tuvo un papel importante en la historia. La pequeña fortaleza levantada durante el reinado de Alfonso III, en 884, año de la fundación de Burgos se convirtió en gran alcázar Real, lugar de prisión, y lugar de alojamiento para notables huéspedes. La reconstrucción final del castillo fue a finales del siglo XV y principios del XVI. En 1813 los soldados de Napoleón lo volaron antes de abandonar la ciudad.

Entrada al Castillo de Burgos. Foto: Castillos del Olvido
Entrada al Castillo de Burgos. Foto: Castillos del Olvido

Dicen las crónicas que, a fines del siglo IX, las primeras piedras las puso el conde Diego Rodríguez Porcelos, por orden de Alfonso III el Magno, sobre el cerro que domina el valle del Arlanzón y la antigua calzada romana, para así poder vigilar el paso de los musulmanes y oponerse a sus razias e incursiones hacia los territorios de Cantabria y de León, pertenecientes por entonces a su reinado, con sede en la capital ovetense. Este rey está considerado como el último asturiano y el primero leonés.

Después, a medida que las circunstancias lo exigieron, el castillo de Burgos fue acomodando la construcción militar a las necesidades palaciegas, convirtiéndose en lujoso alcázar en tiempos de Alfonso VII y de Alfonso VIII. En el siglo XV, durante la Alcaidía del Conde de Plasencia, aún se conservaba espléndidamente, siendo ya a finales del siglo XVI cuando se acusa su decadencia, puesto que tiene que soportar varias reparaciones e incendios, continuando su ruina hasta la completa destrucción el día 13 de junio de 1813, cuando queda desguarnecido de tropas y según dicen volado con explosiones de pólvora al abandonarle las fuerzas de Napoleón, aunque otros señalan que fue una explosión fortuita de la munición que allí se guardaba, puesto que también murieron con las detonaciones soldados franceses que estaban en su interior.

Explanada Castillo de Burgos. Foto: Castillos del Olvido
Explanada Castillo de Burgos. Foto: Castillos del Olvido

Esta antigua fortaleza, levantada en lugar estratégico sobre la calzada romana que iba de Zaragoza a Astorga, para vigilar los movimientos de los sarracenos, no fue erigida precisamente para defender a la Corte de Castilla, sino como atalaya emplazada en un puesto avanzado para impedir el paso enemigo, y su origen primitivo como castillo puede remontarse al siglo VIII, cuando Alfonso I y su hermano D. Fruela iniciaron la expansión de los cristianos en el territorio ocupado por los árabes, descendiendo desde las montañas cántabras hasta los valles castellanos.

No queda nada visible de los principales elementos de esta fortaleza. Tan sólo restos de algunos lienzos de murallas, cubos y puertas del recinto edificado después para completar la seguridad y defensa de su guarnición, la tranquilidad de los vecinos de sus alrededores, y la solidez de una plaza militar. Los cubos son obras muy recientes, iniciadas con la idea de reconstruir el grandioso castillo que presidió la capital burgales durante más de diez siglos.

Las murallas de la fortaleza conforman dos recintos concéntricos. El interior está constituido por una muralla de gran potencia (2,30 metros de ancho) con torres distribuidas en su contorno, que actúan como elementos de defensa y contrafuerte. Hay torres de planta circular y rectangular, y una adosada a la muralla y exenta (torre albarrana).

La torre albarrana se unía a la muralla en su parte superior por un paso de madera o un arco. El recinto exterior es de menor altura y su función es dificultar el ataque directo al recinto principal. Esta muralla se complementa con otros elementos defensivos, como torre, foso y la propia topografía del terreno.

El castillo carece de torre del homenaje, el elemento emblemático de los castillos medievales, y en su lugar se levantó un palacio que sirvió como residencia real (Palacio de Alfonso X). Los viajeros de otras épocas describen el palacio como un edificio porticado con tres pisos abiertos al patio de armas; el interior esta decorado con motivos estucados mudéjares, algunos de los cuales podemos contemplar ahora en el Arco de Santa María, entrada principal de la antigua ciudad medieval de Burgos.

Interior del Castillo. Foto: Castillos del Olvido
Interior del Castillo. Foto: Castillos del Olvido

El pozo, una verdadera obra de ingeniería medieval, abastecía de agua a los moradores del castillo. Está formado por un cilindro central de 63,5 metros de profundidad, circundado por seis husillos con escaleras de caracol que se comunican entre sí mediante pequeños pasillos concéntricos al pozo, y cuya finalidad era el descenso al fondo del pozo para su limpieza y mantenimiento. Está realizado en su totalidad con sillares perfectamente escuadrados.

Su fábrica es de piedra de sillería, posiblemente labrada entre los siglos XII y XIV. Las galerías, abiertas a una profundidad de entre 6 y 10 metros, tienen su origen en las minas y contraminas construidas con motivo de los asedios. Las más antiguas se remontan al siglo XV, pues se excavaron durante el sitio de 1476, en época de los Reyes Católicos. Las galerías están conectadas con el pozo y la escalera de caracol.

Pozo del Castillo de Burgos. Foto: Castillos del Olvido
Pozo del Castillo de Burgos. Foto: Castillos del Olvido

Frente a la puerta principal del castillo se levantaba el templo de Nuestra Señora la Blanca. Cuenta la tradición que el conde Diego Porcelos, fundador de la ciudad, mandó construir una pequeña iglesia en el lugar donde una imagen de Nuestra Señora, oculta en una cueva en lo alto del cerro, fue encontrada por su hija, doña Blanca. Muy pronto alcanzó, por sus milagros, gran fama y devoción entre los burgaleses, quienes dejaron pruebas de su fe en las numerosas tumbas y capillas labradas a su costa. Durante la Edad Media fue una de las parroquias más importantes de la ciudad. La iglesia permaneció activa hasta la Guerra de la Independencia (1808-1813), cuando acabó destruida en los diferentes asedios que sufrió la fortaleza, sobre todo a cargo del Duque de Wellington.

La voladura del castillo arrastró consigo al templo, quedando después agregados sus restos arquitectónicos y gran parte de sus bienes muebles a la parroquia de San Pedro de la Fuente, que se reconstruyó en estos años y en donde aún pueden contemplarse. Excavaciones arqueológicas recientes han permitido reconocer la planta románica de la iglesia y extraer materiales artísticos y de guerra que se exponen en el pabellón arqueológico del castillo. En los últimos años viene se celebra una romería en honor de esta Virgen, trasladando en procesión su imagen del siglo XVII desde la parroquia de San Pedro de la Fuente hasta la campa de su antigua ubicación, donde tiene lugar una misa al aire libre y diferentes actividades con la participación de las Peñas de Burgos y de los vecinos en general, repartiéndose paella y otras viandas.

Maqueta antigua del Castillo. Foto: Castillos del Olvido
Maqueta antigua del Castillo. Foto: Castillos del Olvido

Hasta mediados del siglo XX, el Cerro del Castillo y el cercano Cerro de San Miguel carecieron de cualquier tipo de cobertura vegetal, como correspondía a su condición de terrenos militares. fue en 1954, cuando ambas zonas fueron declaradas “zonas forestales de utilidad pública”, iniciándose, en 1956, la plantación de árboles, sobre todo de coníferas.

Siendo el alcalde de Burgos, Mariano Jaquotot quien impulsó decididamente este proyecto. A la vez que se realizaron las plantaciones se trazaron caminos y sendas que permiten en la actualidad el paseo de los burgaleses. El Castillo de Burgos se ha convertido desde su rehabilitación en el año 2003, con el concejal popular, José Sagredo a la cabeza, en uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Su importancia histórica, unida a su ubicación en un privilegiado espacio natural, desde donde disfrutar de unas vistas extraordinarias de la ciudad hacen que pese a las trabas impuestas en los últimos años siga atrayendo a un número importante de personas que acuden al mismo en sus visitas a otros monumentos de la ciudad como puede ser la Catedral o el Museo de la Evolución Humana.

Horarios de El Castillo de Burgos De lunes a viernes 11:00h. a 18.30 . Sábados, domingos y festivos de 11h a 20:00h.

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