Hoy en día se ha convertido en uno de los atractivos turísticos más importantes de la zona, pero quien lo diría que, hasta hace no tanto, parecía oculto entre la maleza y la falta de interés de los que habían vuelto a ser sus propietarios.
Fue hacia mediados de los 90 cuando hice mi primera incursión en este lugar, casi por casualidad en una de esas travesías por la zona, buscando carreteras en las que perderse, destacaba una construcción entre la espesa vegetación de la zona. Para llegar hasta allí, había que coger un pequeño sendero serpenteante, por su actual acceso, que llegaba hasta un cierre construido con un somier viejo donde se leía "propiedad privada", eso no fue impedimento para acceder, ya que podía más la curiosidad, pero tampoco parecía que lo era para otras muchas personas, que habían estado utilizando aquel lugar como cantera personal donde extraer aquellas necesidades de piedras para su construcción.
Aunque antes de que se comenzara su transformación, visité aquel lugar en otras cuantas ocasiones, por todo lo que contenía, su situación en ruina, pero tomado por la naturaleza, daba la sensación de estar visitando uno de esos templos en plena selva de Camboya y ese halo de misterio y abandono, le daban un estado casi poético único, pero a la vez, chocaba esa manera brutal del ser humano de dejar su huella más sucia, con restos de bolas del juego del paintball, pintadas o incluso destrozando alguna piedra, losa o lugar.
Aunque alguien pudo imaginar, que las autoridades podrían hacer algo al respecto para recuperarlo con la declaración de Parque Natural a la zona del Alto Ebro y Rudrón, sorprendentemente este lugar quedó fuera de esa declaración por escasos metros por intereses claramente personales y administrativos, pero no por este lugar fuera un patrimonio desconocido, hoy en días para engañar al visitante y tal vez a ellos mismos, lo que han hecho es colocar el cartel de "está entrando en Parque Natural" antes del lugar donde corresponde, antes de llegar al monasterio, tal vez, como queriendo lavar una conciencia que con el tiempo les debería haber sacado los colores.
Tal vez el destino o la casualidad, como decía la canción, hizo que ese lugar renaciera como el Ave Fénix de sus cenizas en aquellos años, el cierre de la central nuclear de Garoña en la comarca era un tema de interés y con ello la posibilidad de que unos fondos de apoyo para transformar la zona al cierre de dicha instalación no tuviera un impacto tan importante, por eso el Ayuntamiento de Villarcayo en su día planteó en una moción la posibilidad de reconstruir y convertir ese lugar en un parador turístico, ya que se hablaba también de la posibilidad de que esa opción fuera para la localidad de Oña en su monasterio, el cual es propiedad de la Diputación de Burgos.
A la vez un joven párroco movilizaba a los jóvenes scouts de Villarcayo, para empezar a limpiar un lugar que apenas había podido conocer bien en su recorrido de cuarenta y dos pueblos a los que atender y del cual también le correspondía, después de que ya hacía unos años el monasterio había regresado a manos eclesiásticas, el resto ya es una historia que ha hecho correr ríos de tinta y el lugar. Aunque en un proceso de tiempo y seguramente de muchos cambios que le quedan por realizar, es un pequeño icono de esa España Vaciada y olvidada, que a veces pierde su historia sin casi darse cuenta.
Eso sí, la central nuclear se paró en 2012 y se cerró en 2017, de ello han pasado un tiempo importante, pero aquellos fondos nunca llegaron a esta zona y ni Oña, ni Santa María de Rioseco se convirtieron en Parador turístico y el gobierno no parece tener prisa por hacer nada en ese sentido, la Junta de CyL prometió un albergue en su plan turístico en parques naturales en 2016 para Oña, pero eso sigue sin llegar, la Diputación acomete obras de restauración en el histórico Monasterio de Oña, para uso turístico y cultural, pero sin un plan definido y parece que únicamente es el Monasterio de Rioseco, quien sin haber acabado ningún proceso de cambio, remodelación y transformación si ha conseguido ya tener un plan turístico, cultural y social en la zona y la comarca sin una administración pública al frente.